jueves, 10 de abril de 2014

Soy vieja!!! Sí, sí, sí, sí...

Los signos del envejecimiento no se ven en la piel; Existen unas cremas maravillosas con babas de caracol (o en mi caso, caracoles que me babean la cara y es más barato) que te dejan el geto terso como el culito del bebé. Ni en el interior: si tu espíritu es joven, sólo te lo jode la prueba del Carbono 14 que ahí realmente se ve que tienes más años que la tos. No, la prueba de que me estoy haciendo vieja la recibí el sábado pasado en una gran dosis de realidad: Salí por la noche! Seeee nena! salí a comerme el mundo y me comí un mojón tan grande como mi cabeza!!!
Y no lo digo por ir a "cazar" ni mucho menos! Sólo que lo vivido ese sábado fue un tanto surreal, alucinante "almodovaresco", me atrevería a decir...

Situación: Mis hermanas y yo decidimos salir para celebrar que -digámoslo finamente- hemos hecho una cirugía plástica de un grano en el culo de una de nosotras, metafóricamente hablando y eso era motivo de reconocimiento internacional, pero como no teníamos pasta decidimos celebrarlo en la ciudad de residencia de la "paciente". Así que allá a las 20.00 hora zulú (sé que no es esa hora, pero me mola decirlo: hora zulú... y que alguien me explique por qué zulú y no massai, u hora cherokee...), aquí la menda empieza a reconstruirse como la novia de Frankiestein, tirando de yeso, para pegar la chapa y aplicar la pintura, y a una hora decente salgo por la puerta a buscar a otra de mis hermanas para llegar a destino. Llegamos al restaurante, y nos hicieron esperar un poquico na más: Nos sentamos a las 23.30!!! Mientras esperábamos, decidimos pedir algo para tomar y aquí ya empecé yo a sospechar de cómo iba a ir la noche. Mi hermana mayor (la "llavarevos" Isapeeeel, sí "llavarevos" porque tenía un trancazo de mil pares, se llama Isa, pero a ella le da mucha rabia que la llame Isapeeeeel...) empezó fuerte: una coca-cola, un ibuprofeno y un paquete de pañuelos de papel con olor a mentol, mi hermana pequeña, Noe, una cervecita (y se lo tomaron al pie de la letra, porque le trajeron un dedal) y yo una copa de vino blanco, y cuando me trajeron la pecera, la miré y al camarero sin culo le dije: si eso ya me puedes traer la otra media botella, porque el bidón medio vacío como que da cosica!!! Inciso: No es que quiera fijarme en el culo de los camareros... que sí, pero es que a ese camarero deberían darle un plus de peligrosidad porque el delantal no se le aguantaba por ningún lao! No tenía donde atárselo!!! Y claro con poner la libretica en uno de los bolsillos delanteros eso hace que la fuerza centrífuga de la tierra lo lleve hacia abajo con la consecuencia de que el delantal se resbale hacia el suelo. Si tienes culo, el delantal se para, pero en el caso de nuestro camarero en cuestión hacía que cada vez que trajera algo fuera andando como un pingüino! Y claro, bajo los efectos del alcohol reírme en su puñetera cara no era lo más adecuado en ese momento, máxime cuando te van a traer un rissotto hirviendo y se le puede caer encima de tus morros...
Así empezó la cena: una con el moco colgando, la otra chupando la espuma del dedal cervecil y yo nadando entre los efluvios de mi kopazo de vino blanco. Cenamos bien... creo! Mi mundo se turbó en voces lejanas diciendo prueba esto que está de vicio! Y tenedorazo que me enchufaban en la boca con comida muy rica... y vino! más vino! Al final de la botella -digo de la cena- nos levantamos y nos fuimos dispuestas a divertirnos y al salir del restaurante el frío me pegó una hostia en todo el careto que me despejó en cero-coma! O fue la puerta? El caso es que nos fuimos a la zona de marcha y en el primer bar musical en el que entramos recibí mi primera dosis de "experiencia" (por no decir que soy más vieja que el tango!) Lo que años A yo denominaba como "guarronas" que van buscando tema, dado que yo siempre he sido la amiga simpática de la chica-cañón (que manera más elegante de llamarme a mí misma cardo-borriquero y envidiosa a morir), el sábado pasado fue: Oix niña, si te viera tu madre así, es que no te da vergüenza? Me faltó chuparme el dedo pulgar y restregárselo por las "boqueras" para quitarle el pintalabios sobrante y pedirle respeto a las personas mayores!!!
Pero aún así nos acercamos a la barra para pedir algo: Un mojito, se lleva, no? Pues no! La niña que nos atendió nos dijo que esa era la barra para los Gin-tonic! Tócate-los-güevos!!! Es que ahora las barras se dividen según la bebida? Pregunté indignada y le dije: quiero ver al encargado! Me miró con cara de anchoa, medio guiñando el ojo y me contestó: Señora, el encargado está al final del local (habían como 750 millones de personas hasta llegar al objetivo) si quiere hablar con él puede encontrarlo en la barra de las cervezas... Señora??? Señora??? Te revieeeeeeento la cara!!! No te creas que sopesé el ir, pero lo dejé estar... no había lavabo en medio del trayecto y con mi edad yo no llevaba la indasec puesta, y el olor a pipi no entraba en mis cánones de belleza en la madurez... :-S  Pero no me quedé de brazos cruzados así que le dije: tápate coño! No avergüences a tu madre! Señora dice... (hija-puta! sólo tengo 39 años, podría ser tu hermana mayor!!!)
Aún así, decididas a pasárnoslo bien, con mis tacones bien puestos y las plantas de los pies ya un poquico moradas dejamos que la marea humana nos arrastrara a la barra de los mojitos y allí como rompiendo las olas pedí la tan deseada bebida... ¡y a bailar! Ese es otro de los handicaps que me tragué doblado: ¿qué le pasa a la gente hoy en día bailando? Con lo bonico se bailaba antes! Saltando dando brincos como la cantante de MECANO... Es necesario que venga un tío y te coja por detrás arrimándote la cebolleta para bailar una canción de David Guetta? Vamos que muy lenta no es... ¡Pues se lo hizo a mi hermana pequeña! Y ahí mi vena de madre salió:
- Disculpe caballero... ¿La suelta o le revieeeeeeento la cara a mojitazos!!!?? Gracias!
Y se mosqueó encima el idiota!!! Si te viera tu madre...

Me reí, y mucho que era de lo que se trataba! Llegué a casa con la ralla del ojo a la altura de la boca, los pies redondeados como un elefante, pero feliz.
Otro de las cosas por las que noté mi "madurez" fue porque dormí dos horas. Antes teníamos padres que te levantaban para comer, ahora tengo una hija que te levanta para que le hagas el desayuno, y el despertar no es el mismo! Ya te digo yo que no!

Sólo me queda decir una cosilla... ¿Para cuando la siguiente?

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